sábado, 31 de mayo de 2014



Si con mis esfuerzos logré sacarte una sonrisa, 
si con mi persistencia conseguí ganarme un hueco en tu corazón, 
si en mis torpes palabras encontraste apoyo, 
házmelo saber, permíteme ser feliz.



viernes, 23 de mayo de 2014

Ahora.

Ahora que me sabe como una más el único que me pensó especial, ahora que ya no se esforzará por mí el único que me importó lo suficiente para que yo luchara, ahora que ya no hay más mensajes de amor y ternura en la madrugada, ahora que me duele de igual manera confesarle mis deseos que callarlos.

Ahora que más le necesito, ahora que todo se vuelve complicado, ahora que mi estomago es incapaz de aceptar más comida por mucho que mi cerebro insista, ahora que los nervios me empujan a arañar mi piel a cada instante sin ser consciente de ello, ahora que los gritos no cesan a mi alrededor.

Ahora que tras meses de hibernación volvió su insomnio, ahora que las pesadillas le acechan, ahora que se reafirmó en su decisión de cerrarse al mundo, ahora que ya no le queda nada que le ate a la vida, ahora que sus promesas prometen quedar incumplidas.

Ahora y mientras siga buscando mi compañía en las noches en vela, en los días vacíos, en las tardes silenciosas, ahora y mientras me acepte como a igual, se ría con mis bromas, soporte mis quejas, ahora y mientras me lo permita, seguiré a su lado, seguiré callando, seguiré hablando, seguiré escuchando.

Ahora y hasta el fin de mis días me preguntaré a que sabían sus labios, aquellos que primero la distancia y después el desamor me impidieron probar.

martes, 13 de mayo de 2014

Somos como las vendas, la puñalada y el puñal. 
Nos ayudamos a sanar las heridas, las que hicieron otros 
y las que hicimos nosotros. 
Somos el punto débil, sangrante hasta el final. 
Somos un puñal de doble filo,
y nos dañamos, a ambos, cada vez que uno sale herido.

Y ya no sé qué hacer. 
Si me voy nadie, curará tus viejas heridas. 
Si me quedo, seguiré creando unas nuevas.
Y ya no sé qué creer. 
Si me quedo, ¿ignorarás mis dolores? 
Si me voy, ni sabrás de ellos.

sábado, 3 de mayo de 2014

Palabras que deberían herir pero sanan.

El alivio que sintió al escuchar esas palabras que debieron romperla le extrañó. No fue un sí, no fue un no, fue algo intermedio que probablemente marcaría un gran cambio, casi un final. Pero, pensándolo más detenidamente, era aquella afirmación la que llevaba días recorriendo su cabeza, la que usaba como ánimo, a la que se aferraba.

Pese a todo, pese a saber cómo acabaría todo, si hubiera podido hubiera vuelto al comienzo. Repetirlo todo, el placer y el sufrimiento, el dolor y la alegría, la desesperación y la felicidad, era mejor que el vacío que estaba por llegar. Pero… ¿Dónde estaba el comienzo? ¿En el día que supo de su existencia? ¿En la noche en la que fue consciente de ello? ¿O en la noche en la que dio el paso?

El día que lo conoció estaba muy lejos en el tiempo de todo lo bueno y lo malo, había mucho vacío hasta llegar a allí. La noche en la que dio el salto estaba muy cerca del final. No, quería volver a cuando se dio cuenta. Ahí todo era más bonito. O eso decía su memoria.

En esos días residía inocencia, esperanza y determinación a que nada de aquello pasara, no al menos tan pronto. Aun así, cuando tuvo la oportunidad, la aprovecho. No se arrepiente de haberlo hecho, pese a que el final no sea el deseado.


Se ha quitado una carga con aquella fatal frase. La carga de la duda ha desaparecido. El resto sigue igual. Y el vacío volverá ahora que nadie intentará detenerlo.