lunes, 22 de diciembre de 2014

Sueños.



Como linternas ascendiendo hacia el cielo, nuestros sueños nos envuelven, nos definen. Como linternas hacia el cielo, nos reclaman, nos animan, nos empujan, nos llaman, nos gritan, nos lloran, nos alumbran.

Y si eres lo suficientemente valiente, saldrás como barco al mar, con tan sólo una brújula y con suerte las estrellas, para dibujar los mapas de tu vida. Cuando vuelvas a tu hogar, tal vez ya no te parezca tuyo, tal vez ya no te parezca ni un hogar, pero eso está bien: crecer, cambiar y aprender.

Es normal tener miedo. A las dudas no debes escuchar. Tal vez muchas veces a puerto debas volver, que eso no te impida volver a zarpar.

Cuanto mayor sea el camino más probable será que monstruos hayas de batir. Recuerda que están para asustar. Te van a herir, te van a derribar, pero nunca te van a matar.

Te darás cuenta de que merece la pena arriesgar, que lo que se pierde no te pertenecía. Tan sólo son tuyos tus sueños...

... que como linternas hacia el cielo liberas en la noche.
... que como linternas hacia el cielo te guían en la oscuridad.



El canto de las sirenas.

Perdidos por el camino, los marinos que no supieron ignorar las dulces voces, las frías canciones húmedas.
La proa contra las rocas, mil bodegas astilladas, por hacer más caso a las melodías que a las palabras.
Las sirenas, que no mienten, siempre les advierten y ellos caen igual en la trampa de un amor que sus mentes imaginan.
No hay salvación para quien no quiere ser salvado,  a quien intente rescatarlos mismo destino les aguarda.
Borrachos de ron, sedientos de amor, ahogados en sal. Entregan sus vidas a las mareas de las que se aprovecharon y esquilmaron.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Carry on.

Te veo reír y me pregunto por qué no hay más gente como tú, que vivan con alegría y se centren en lo que les hace sentir bien, dejando de lado aquello que les disgusta.

Dicen de ti que siempre hablas de las mismas cosas, se pararon a escucharte, pero no entendieron nada. Dicen de ti que estás loca, obsesionada, se pararon a mirar solo para señalar y no vieron suficiente.

Yo te digo, ríe, forra tus paredes con las fotos de aquel cantante con quien afirmas que vas a casarte, llora, vuelve a ver una y otra vez esa serie, esa película. Yo te digo, muéstrame una vez más tus tontos pasos de baile, muéstrame una vez más tu mirada brillante. Reiré contigo.

Ponte tus gastadas zapatillas y tu camisa nueva. Cuéntame sobre tu perro, sobre lo que soñaste anoche, cuéntame sobre tus obsesiones, sobre tus mejores amigos. Ya estoy demasiado cansada de escuchar solo mis quejas y sus críticas.

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Please, be my friend.
Please, keep smiling.


martes, 16 de diciembre de 2014

Frío.

¿Te hablaron de mí alguna vez las musas, esas que tanto me repiten tu nombre? ¿O te recordaron el mío las luces, las flores, el alba? Cada vez que vi un atardecer, deseé poder mostrártelo, pero no estabas. Y nunca estarás.

Mis metáforas siempre hablan de ti y las tuyas de muerte. Quizás ambos escribamos sobre lo que más deseamos, reunirnos con los seres queridos, y tú solo te acuerdas de mí cuando tienes frío.

Yo volveré a mí búsqueda de libertad. Espero que no marches al encuentro de quien te dio la vida. Sabes que no le gustaría.

De nuevo la misma historia.

Al llegar el frío diciembre le pedí a las distantes estrellas que parpadean en el cielo un poco de su calidez. Ilusa de  mí, que me sorprendí de su negativa. Entonces mis ojos se abrieron, tal vez se cerraron, y dejé de ver su brillo. Después llegaron las lluvias.

Ahora que me marcho, cansada, en busca del amanecer, las nubes por un instante desaparecen y las estrellas se dignan a mostrarme su luz una vez más. Es enfermiza, moribunda y sucia. Miro por última vez al cielo nocturno, con tristeza, y sigo caminando en busca de mi sol perdido, bajo el que refugiarme hasta la primavera.

Sé que volveré a encontrar en la noche el hogar, la tentación y la inocencia, pero no será este cielo egoísta quien escuche mis aullidos. Habrán más lunas, otras estrellas, y siempre el mismo sol al que buscar cuando el resto se apague.

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Solo puedo confiar en mi propio fuego
para mantener encendida
la vela que ilumina mi mirada.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Oleaje.



Tengo un océano en mi interior y las olas chocan contra las paredes de mi cuerpo. Quieren romper mi calavera, mis costillas. Es todo espuma blanca y olor a agua salada, que no consigue salir ni llegar a costa.

En una zona en calma, juega una sirena que me canta hermosas canciones. Vive en mi cabeza, pero baja a morderme el corazón pues dejé que me engatusara y comenzó a cantar sobre todo lo que deseo. La sirena quiere piernas para entre humanos caminar. Ella quiere ser real y, como es el único lugar donde pueda existir, mi mente no abandonará. Juega la sirenita con mi mente adormilada, cada noche, cada mañana ofreciendo falsa serenidad. Ojalá, ojalá piernas le pudiera dar.

Y en mis ojos las olas pelean por salir, y nada consiguen. No hay forma de vaciar este mar. El Sol no lo evapora, la Luna no controla las mareas. Ya no tengo mis estrellas.



miércoles, 3 de diciembre de 2014

Torniquete espiritual.

Su parte sensible se desangra, pero en lugar de detenerse a limpiar, suturar y vendar las heridas, ha atado fuerte un torniquete. Y, como al cortar el riego sanguíneo a cualquier extremidad de su parte física, corre el riesgo de perderla para siempre. Probablemente ya se esté muriendo. 

Golpea su cabeza contra las paredes, para entumecer su mente, le es más fácil continuar sin pensar. Su corazón se ahoga en su pecho encharcado de dolor, como si de petroleo en la mar se tratara. Su alma se asfixia, encadenada en la oscuridad, con ansías de libertad.

Cuando ya no puedan más soportar los golpes, cuando se mueran ya las partes que más le sufren, ¿qué será de su marchito cuerpo, débil y cansado? Quizás sin consciencia quede para el resto de la eternidad.