domingo, 25 de enero de 2015

No somos Las Mil y Una Noches.

Una última noche. Tan solo una noche más.
Para decirnos lo que llevamos tiempo sin decir,
para darnos cuenta de que entre nosotros nada cambiará.
Para despedirnos y para recordar.
Una última noche para dejarnos amar.
Una noche que no queremos terminar,
un poco más, pides, un poco más.
Y te duermes y yo la veo acabar.

Pero con las nuevas luces pides otra más.
Una última noche. Tan solo una noche más.
Sabemos que mañana la historia se repetirá.
Ninguno somos Scheherezade, no habrá ni una más.
No tienes historias que contarme, no tengo historias que contar.
Yo con el alba moriré y tú con otra yacerás.

Pronto de tu memoria mis recuerdos se esfumarán...

viernes, 23 de enero de 2015

Distancia.

Me entregué dulce y sincera, fui recibida con ternura y palabras que parecían escribir mi nombre en las estrellas. Cada noche me acostaba sobre almohada de sueños entre sábanas de promesas.
Éramos dos niños, solos y tristes, uno con heridas profundas, la otra con vendas y demasiado amor que dar. Éramos dos niños perdidos que se encontraron, éramos dos niños que miraron a los ojos de la distancia y creyeron poder vencerla.
Me acostumbré a tenerte tanto en tan pocas semanas, que cuando faltabas me faltaba la luz. Tu presencia y tu ausencia se mantenían en un precioso y delicado equilibrio.
Y se rompió. Se rompió algo en nuestro perfecto engranaje. Nuestro pequeño paraíso de bromas picantes y palabras de amor se volvió frío y distante. A veces parecía funcionar, pero no era más que unas gotas de lluvia en el desierto. Y me cansé de pasar sed por dar de beber a tu ego.
Me lloraste, te lloré, nos extrañamos cada anochecer, pero debimos saber que nada bueno se puede esperar al volver lanzar barcos rotos al mar.
Mientras el barco se hunde, yo trato de nadar, tú por el contrario como buena sirena a alguien lograste engatusar.
Miré para atrás y me arrepiento, se que pronto ambos os vais a ahogar.

sábado, 17 de enero de 2015

Take it away from me.

Tómalo, tómalo todo de mí. Llevate mi amor y mi cariño, mis fuerzas y motivaciones, llevate mi tiempo, mis esperanzas e ilusiones. Aun así no te culparé de llevarte mi felicidad, esa que tú me diste, de asfixiar mi ternura, esa que tanto adorabas.
Creí que eras la luna y las estrellas, pero de la noche solo eres oscuridad. La luz que emitías no era más que el reflejo de la mía, el calor que sentía no era más que mi propia calidez de vuelta. Sin mí estás incompleto, tan vacío y a punto de morir.
Lo siento si el mundo te ha hecho daño, si mi brazo no fue lo suficiente largo para alcanzarte al fondo de tu infierno particular, pero no puedo permitir que me hieras, que tires de mí hacia abajo y me hundas contigo.
Y si te vas sigo cayendo, pero al menos será por mi propio peso.

viernes, 16 de enero de 2015

Río.

Quiero volver a dejarme llevar por la corriente, aun sabiendo que de nuevo me hará golpear con las rocas. El agua me acunaba y al menos sabía que llegaría a alguna parte. Ahora, en tierra, la humedad me cala los huesos y el frío se clava en mi piel como cuchillos. Pero las voces me llaman y me hablan de algo mejor y, aunque me sangren los pies y se me desgarre el alma, debo seguir caminando.

Y si yo era viento y gravedad, sin mí, ¿cómo avanzará el río? 
Si yo era tierra, sin cauce, ¿qué camino tomará el agua?
Y si yo era sol y primavera, sin calor, ¿cómo se deshelarán las nieves?
Si yo era vida, sin mí, ¿a quién alimentarán sus aguas?

Irá a parar la corriente al mar, al mar de los recuerdos, y será pasado por siempre.

Y, por siempre, será parte de mí su agua. En mi sangre, en mi boca, en mis ojos.

lunes, 5 de enero de 2015

Mío.

Perdida en el laberinto de la biblioteca de mi mente, entre mesas, libros y cuadros aún sin nombre, atrapada en la soledad cuando tanto en la noche como el día no había nadie para consolarme, que los nombres no significan nada en materia de física, en materia de magia. 

Descubrí que las estrellas que creí suyas por llevar su nombre estaban aquí mucho antes de hipnotizarme el sonido de aquella dulce palabra, y que aun cambiándoselo su brillo no se inmuta. Los astros eran míos y siempre lo serán.

He aprendido que no habían muerto, que como carga de un barco en la tormenta en el agua se habían hundido y que poco a poco saldrán a flote y las mareas llevarán sus brillos a costa.

Comprendí que es mi deber cuidarme de aquel que en su huida, como buen pirata, mis joyas robarme trata. Como guardiana de mí misma andaré tormenta para recuperar mis lunas de plata, mis soles de oro, mis libros color café. Y si caen al agua cosas que nunca fueron mías, las dejaré flotando a la deriva para que vuelvan a su hogar.

Como guardiana de mi misma, devolveré lo que es de mi tierra al suelo, lo que es de mi universo al cielo. Buscaré por las costas mis tesoros robados, ahora sin nombre. Y si, tonta de mí, algún otro les vuelvo a poner, cuando su barco zarpe sabré que no pueden llevarse lo que siempre estuvo aquí.

Ahora sé que no fueron más que telescopios sus ojos, nunca lunas de ónice, a través de los que descubrirme. Nunca nada le perteneció, nunca nada me dio.

sábado, 3 de enero de 2015

Efecto espejo.

Al alejarme del cristal el oscuro paisaje al otro lado de la ventana cambia. Aquellas cosas hermosas que veía no eran más que partes de mi reflejo, y si alguna queda, no es suficiente, no para mí. Desde lejos, todo se ve diferente; los detalles ya no ciegan, una perspectiva más amplia te permite enlazarlos, comprenderlos.

Nada queda para mí sin esas pequeñas figuras pálidas y solas mirándose a los ojos, directos al alma, aun con la distancia, entre los altos arboles; y ya no están, ya no estoy. Su mirada hacia mucho que iba al suelo.

Ahora es momento de dormir, pequeña. Los monstruos de ahí fuera no pueden hacerte más daño. No si no los piensas. Déjalos ir, no es a ti a quién buscan.

Y tal vez vuelva a salir el sol para iluminar su mortecina tez, sus oscuros ojos, su más oscuro cabello. El exceso de luz de esta habitación no era suficiente, jamás lo sería mientras los monstruos se la siguieran tragando con sus agujeros negros. Continuaría brillando hasta consumirse, hasta consumirme y apagarme.

Ahora es momento de dormir, pequeña. He de cuidar de ti, he de cuidar de mí. Debemos volvernos fuertes para cuando se abra la puerta, para cuando salgamos a enfrentarnos a nuestros propios monstruos. Los que no están dentro ya.