domingo, 27 de octubre de 2013





¿Qué le voy a hacer si a las musas les gusta jugar conmigo, e, igual que vienen, se marchan si importarles si acabado y cuando vuelven lo hacen con cosas nuevas?

¿Qué le voy a hacer, si lo que hago, lo hago por ellas mas que darles lo me piden mientras permanezcan?

Y, una vez se marchan, cuando soy libre de hacer lo que quiera, a mi ritmo, me falla la constancia.

¿Qué le voy a hacer si me pueden la pereza y la desgana frente a la codicia?

¿Qué le voy a hacer si, cuando las musas se van, lo que plasmo es para mi y yo ya lo tengo en mi mente?
¿Qué aliciente hay en contarme una historia que ya conozco, en mostrarme la imagen que ya he visto si en mi mente es más bello?

Y es por esto por lo que escribo y dibujo sandeces improvisadas en lugar de las grandes obras que se guardan en mi cabeza.

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