Tengo un océano en mi interior y las olas chocan contra las paredes de mi cuerpo. Quieren romper mi calavera, mis costillas. Es todo espuma blanca y olor a agua salada, que no consigue salir ni llegar a costa.
En una zona en calma, juega una sirena que me canta hermosas canciones. Vive en mi cabeza, pero baja a morderme el corazón pues dejé que me engatusara y comenzó a cantar sobre todo lo que deseo. La sirena quiere piernas para entre humanos caminar. Ella quiere ser real y, como es el único lugar donde pueda existir, mi mente no abandonará. Juega la sirenita con mi mente adormilada, cada noche, cada mañana ofreciendo falsa serenidad. Ojalá, ojalá piernas le pudiera dar.
Y en mis ojos las olas pelean por salir, y nada consiguen. No hay forma de vaciar este mar. El Sol no lo evapora, la Luna no controla las mareas. Ya no tengo mis estrellas.
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