Noto la energía corriendo por mis brazos. Mis manos sufren estando quietas. Pero no hay nada que hacer. Yo quiero comerme el mundo y no hay nada que hacer.
Noto mis ojos demasiado abiertos. Mi mirada no para de rebotar de una pared a otra. Pero no hay nada que ver. Yo quiero descubrir el mundo y no hay nada que ver.
Y mi mente... Mi mente ríe y grita como si nada malo pudiera pasarle a mi débil corazón. Casi rozo la felicidad y no hay motivos para ello. Pero, ¿qué importa?
Hoy la música sonará alta y los colores de mis dibujos serán brillantes. Pintaré mis uñas y recogeré el cuarto.
El sol brilla y los pájaros no cantan. La tormenta se ha calmado, aprovechemos hasta que vuelva.
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