domingo, 23 de noviembre de 2014

Buscando las palabras para expresarlo todo en una frase me ahogo en un mar de tinta. El amor, y la desesperación, y la oscuridad, y los rayos de luz, y la sensación de hundirse, y el dolor en el pecho, y la calidez, y la esperanza, y el llanto, y la risa, y la confusión, y el vacío.

Otros parecen tenerlo más sencillo y con una oración de dos o tres palabras pretenden que les entiendas. Y yo no puedo ver ni comprender ya nada, mientras siento que se aleja. No les importará, supongo, a la gente como él, que no comprendamos. O al menos no quieren esforzarse y se cierran sobre si mismos. 

Ahora entiendo cuando me hablaban de erizos. Se asustan, se cierran sobre si mismos y cuando tratas de ayudar sales herido. No puedes tocar y se niegan a hablar o escuchar. El tiempo pasa y el invierno se vuelve más frío.

No sé cómo trasmitir ni motivar. No sirven de nada figuras estilisticas cuando dialogas. 

Cada día tengo más ganas de copiar esa oración que me persigue: "Estoy cansado." Pero yo no soy así. Necesito sentirme comprendida, pero no parecen escuchar. Necesito poder comprender, pero se niegan a hablar. Se hace el silencio y se me clava entre las costillas.

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