sábado, 7 de marzo de 2015

Con los pies heridos.

¿Dónde estás?, me pregunto a cada instante. ¿Dónde estás?, gritan mis pensamientos. Te perdono, te perdono lo que a nadie jamás perdonaría, susurran con la voz rota, te perdono la moral inexistente, las palabras frías y el descuido eterno.
¿Volvería a bailar con los pies descalzos sobre el suelo de tu corazón vacío? Ese que al principio era suave y fresco, ese que se fue llenando de cristales rotos que no fuimos capaces de barrer. Como la sirenita que bailaba por su príncipe aun sintiendo cuchillos clavarse en sus nuevas piernas, seguí bailando por ti. Hasta que no pude más. ¿Volvería a bailar con los pies aún heridos sobre el suelo de tu cansado corazón? Cualquier cosa por volver a hacer tus mejillas sonrojar, cualquier cosa para que conmigo no dejes de soñar...
Grito tu nombre en silencio y no contestas, pero si lo hiciera en voz alta seguirías sin oírlo. No volverás, no volverás y solo quedo yo para ver como nos convertimos en pasado, como se esfuman los más bellos momentos de mi vida.
Y me dicen que merezco algo mejor.
Y me dicen que tal vez volvamos a encontrarnos.
Y yo tengo miedo de pronunciar tu nombre.
Y yo tengo miedo de olvidar finalmente y de recordar para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario