viernes, 17 de octubre de 2014

Divagando.


¿Quién dijo que las cenizas no pueden arder? ¿Por qué ha de ser malo aferrarse a un clavo ardiendo si con ello se puede derretir el hielo?
No temas al fuego, no temas a la escarcha. Teme a aquellos que dicen que todo va bien, a quienes no quieren cambio, mientras se ahogan en deudas y normas sociales.
Si mis palabras pueden prender una esperanza, si mis abrazos, consolar un alma, si mi furia, dar fuerzas, su mi cariño, curar heridas, no voy a callar, no voy a parar.
Que no te mientan, la vida sí espera. Espera, espera y espera. Nunca es tarde para comenzar a vivir. Excepto una vez estés muerto, pero eso es algo que tampoco has te temer.
No mientas al decir te quiero y dilo cada vez que sea cierto, pero, sobre todo, di que te quieres a ti mismo.
Hay "hasta luego" que nunca se cumplen y "adiós" definitivos que se rompen. Quien ha de irse se irá, quien ha de quedarse volverá, pero no por destino, más bien por casualidad.
Y de rama en rama, cambias de árbol, y nunca sé cómo los finales difieren tanto de los inicios, pero siempre acabo hablando de otra cosa.



No hay comentarios:

Publicar un comentario