miércoles, 23 de julio de 2014


Cansado, abatido. Pobre niño triste. Naciste para ser el príncipe de un cuento de hadas, pero acabaste siendo protagonista de un drama.
¿Serás mártir o acabarás victorioso?

Cierra los ojos, pequeño. Descansa en la noche. Todo acabará, tarde o temprano. Quién sabe, quizá esto sea todavía la parte triste de la película.
Tal vez aún quede mucho por llegar, ojalá sea bueno.

Lo eres todo y por eso no eres nada. Eres fuerte y débil, pasional y frío, cuerdo y loco, niño y hombre, llanto y risa, dolor y vacío.
Puede que todavía quede opción de salvarte.

Dime, ¿sueñas con algo más que muerte, propia y ajena? Jamás acabarán las pesadillas, pero tal vez algún día dejarán de ser mejor que lo que encuentres al abrir los ojos.
Que las estrellas te guarden.

Cuchillas sobre tu piel, aire en tu estomago y lágrimas en la almohada. Gritos y silencios, respiraciones ajetreadas, susurros y suspiros.
¿Cuándo aprenderás a cuidarte?

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