miércoles, 23 de abril de 2014

El mundo se convulsiona.




Todo está cambiando. Estos años han aparecido nuevas profesiones que nuestros padres eran incapaces de imaginar. Se están levantando revoluciones por todo el mundo. Se están legalizando cosas que nunca debieron ser ilegales.
Muchos están abriendo los ojos, muchos nunca los tuvieron cerrados. Muchos nacimos con el cambio. Forma parte de nosotros. Ahora sabemos el por qué y el cómo de muchas cosas y eso únicamente nos crea más preguntas.
Las fronteras del conocimiento se expanden, lo quieran o no los conservadores, ¿por qué no lo hacen también las sociales y políticas? Si sabemos que el cambio climático no es un cuento, que está sucediendo, que acabará con nosotros, ¿por qué aquellos que tienen poder no hacen nada por pararlo? Si sabemos que aquellos cuyo género o sexualidad se salen de lo preestablecido como "normal" no están enfermos, ¿por qué en muchos lugares se les sigue tachando de tales e incluso castigando? Si sabemos que mujer no es sinónimo de de débil ni sumisa, ¿por qué se sigue poniendo al hombre como superior?
Muchos se oponen al cambio, a la evolución, a la mejora, por el simple hecho de que a ellos hasta ahora les ha ido bien así. Pero no puede durar. Cuando no queden cultivos ni animales con los que puedan alimentarse, cuando ya no les queden ni apoyos ni a quienes robar, entonces y solo entonces se darán cuenta de su error.
Mientras tanto, aquel capaz de mirar más allá de sus narices y de comprender lo que ve, debería hacer algo por el mundo. Aquel que tenga oportunidad de ayudar al prójimo debería aprovecharla. No son necesarias grandes cosas para hacer este planeta un poco más habitable: dona sangre, hazte voluntario, conduce con precaución, no seas violento, cuenta hasta diez antes de gritar, aprende a escuchar, se tolerante con las diferencias, atrévete a decir las cosas buenas que te callas, no te dejes llevar por las masas, piensa antes de hacer. Y esto no es nada. Se puede hacer mucho más. Los pequeños actos de bondad son lo que realmente importa. 
Si todos actuamos con cabeza, todo irá bien. Todo puede ir bien. Pese a que muchos se opongan.
Nadie es una isla solitaria en este mundo, somos, por suerte o por desgracia, archipiélagos. Si contaminas tus aguas, la suciedad llegará a las del vecino. Si pides ayuda, alguien te la dará. Y esto es algo que siempre olvidamos.
Debemos comenzar a vivir como individuos únicos que forman parte de una misma especie y aprender que tenemos diferencias y similitudes, que lo que daña a uno puede dañarnos a todos. No importa si está en la otra punta del globo.
Por último, pido que no permitas que te silencien. Hazte oír, sin gritar, sin perder la calma, con argumentos, con objetividad. No intentes que tus padres estén orgullosos de ti, si no tus hijos.

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